Deposito o seguro de ahorro: diferencias

Dado a como está la rentabilidad de los depósitos, las entidades financieras y las aseguradoras están ofreciendo los seguros de ahorro como alternativa de ahorro, a su vez existen los depositos bancarios, y lo que muchas personas se preguntan es si son lo mismo.

El seguro de ahorro asegura el capital y una rentabilidad en un plazo determinado, pero se realizan aportaciones periódicas. El depósito es un producto que ofrece una rentabilidad segura al finalizar el período.

Diferencias entre un depósito y un seguro de ahorro

Si quiebra el banco en el que hemos contratado un depósito, los ahorros no corren peligro, mientras que si quiebra una aseguradora, el Consorcio de Compensación de Seguros es quien garantiza el capital, aunque la recuperación del dinero no está garantizada.

El fondo de garantía de depósitos cubre hasta una determinada cantidad de dinero. En cambio, los seguros de ahorro no están respaldados por ningún fondo, y la garantía que tienen, es la solvencia de la propia aseguradora que comercializa el producto.

La rentabilidad de un depósito se mide a través de la tasa anual equivalente (TAE), mientras que en el seguro de ahorro se utiliza el interés técnico anual.

En los depósitos hay que tributar por las ganancias obtenidas.
El seguro de ahorro tributa en el momento en que se produzca el rescate del mismo. La fiscalidad es la misma que la del depósito.

La rentabilidad de los depósitos está limitada por la recomendación del Banco con distintos porcentajes en distintos plazos de tiempo.

En cambio, los seguros de ahorro no tienen límite en lo que a la rentabilidad se refieren, pero en la mayoría de los casos precisan de aportaciones periódicas. Además, el plazo es mucho mayor que en los depósitos, suele oscilar entre 5 y 10 años.

Respecto a los seguros de ahorro no son sino pólizas comercializadas por aseguradoras y entidades financieras, que invierten en algún tipo de activo, por ejemplo, deuda pública. Ofrecen un rendimiento determinado previamente (que se puede cobrar de una vez, en forma de renta mensual, o una combinación de ambos) a cambio de desembolsos únicos o periódicos, y siempre con el capital inicial garantizado.

En cuanto a sus garantías, a pesar de que los seguros de ahorro no están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), lo cierto es que las aseguradoras están incluso más reguladas que los propios bancos (las controla la Dirección General del Seguro), y cuentan con el Consorcio de Compensación de Seguros como garante final.

Los seguros de ahorro ofrecen además otras ventajas, como son un pago extra en caso de fallecimiento y una tributación interesante: en caso de ser el propio asegurado quien perciba la prestación en forma de capital, la diferencia entre su aportación y lo obtenido finalmente tributará al 21%.

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